¿Cómo llegar a la meta con gozo? (Parte 3)

La Grecia de la antigüedad, era una cultura muy deportista, de hecho, el origen de los Juegos Olímpicos se remonta a esa época. En la competencia de carreras de velocidad, cada corredor competía desnudo, pues necesitaba ir ligero para ganar la carrera y glorificar a sus dioses.

Los atletas griegos debían tener un entrenamiento intenso a diario. Se limitaban de muchos deleites durante este período para recibir una corona corruptible (era hecha de guirnaldas). De esta manera, el autor de la carta a los hebreos toma este ejemplo y lo plasma a manera de metáfora, al igual que el Apóstol Pablo en varias citas del Nuevo Testamento, para enseñarnos que necesitamos vivir una vida de disciplina, con reglas, de constancia, de entrenamiento intenso, absteniéndonos de todo lo que nos pudiera desenfocar, despojándonos de todo el peso que nos asedia e impide andar ligeros para llegar al objetivo final.

"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante." Hebreos 12:1

Analicemos este verso:

¿Quiénes son la grande nube de testigos?

Si leemos un capítulo anterior, veremos a todos los hombres que por la fe vivieron y que aunque en muchas ocasiones ellos no recibieron las promesas, jamás se desalentaron, sino que demostraron la fuerza y ​​la autenticidad de su fe en Cristo al sufrir, para llegar a la meta. Esos son nuestra gran nube de testigos (gr. mártus = mártir, testigo, testimonio).

- "Por tanto, nosotros también."

Pablo nos habla como si nosotros también pudiéramos llegar a ser como tales testigos que tuvieron que hacer y dejar de hacer para convertirse en hombres de fe.

- "Despojémonos de todo peso"

Despojémonos (gr.apotídsemi = poner lejos, separar, alejar, desechar, para terminar algo) se refiere a separarnos de algo en el interior, de algo que cargamos o llevamos. Pueden ser cosas guardadas en nuestros corazones, heridas del pasado, falta de perdón, esconder asuntos y no arreglarlos que nos cargan con el tiempo, culpabilidad, entre otros. El alma es una de las áreas más difíciles a tratar, pues muchas veces acumulamos de manera inconsciente cargas en el corazón que nos van deteniendo poco a poco.

Para podernos despojar de ello, necesitamos pasar tiempo con el Señor y con Su Palabra, pues así seremos limpios poco a poco, aún de aquellos sentimientos y pensamientos que son ocultos a nuestro ser consciente.

- "Del pecado que nos asedia"

Cuando el Apóstol Pablo se refiere a que el pecado nos asedia, nos da la idea de que éste hábilmente nos rodea por todos lados, y trata de estorbarnos. Nuestra naturaleza humana está inclinada al pecado, sin embargo, el Señor nos da la fuerza para resistirlo, y nos ayuda a abstenernos de los deseos carnales que no convienen y que batallan contra nuestra alma; y aunque el pecado nos rodee, podremos desecharlo. Pero para lograrlo, necesitamos pasar tiempo con el Señor, y dar más lugar al Espíritu de Dios en nuestras vidas, llenándonos de Él, y vaciándonos del pecado.

- "Corramos con paciencia"

Se refiere a andar de prisa, con paciencia (gr. jupomone = resistencia o aguante alegre, perseverando). Ver Jupomone.

- "La carrera que tenemos por delante"

La carrera (gr. agón = batalla, carrera, conflicto, lucha, oposición, pelear). El caminar en Cristo tendrá una oposición constante, de parte del enemigo y de nuestra carne, pero saldremos vencedores, si logramos despojarnos de todo lo que quiera detenernos.

Así como los corredores griegos de la antigüedad, debemos correr sin peso, para ganar una corona incorruptible. La Biblia nos muestra un gran número de hombres y mujeres que pudieron despojarse de todo lo que no les edificaba, con tal de lograr la meta y agradar a Dios.

Hay muchos obstáculos en el camino, y esos no los podemos "controlar", pero sí podemos eliminar los pesos internos y pecados que nos impiden brincar los obstáculos externos. Si lográramos mantenernos ligeros, tendremos más fuerza para vencer cualquier estorbo que se nos presente.

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Espera la continuación de esta reflexión, ¡Dios te Bendiga!

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